CORPOLITICAS

Entramos a la sala del Microcine del Centro Cultural Recoleta, primero yo (julia)  vestida con el corpiño antiagarrones y disfrazada de fauna con un bolso donde llevo mi conferencia, me sigue atrás Jessica que lleva puesto el violín de las comadres y arrastra las cadenas.
Con una actitud de una seria académica lo cual iré también recalcando durante la exposición
 me instalo, junto a Jessica quien asume una actitud de molestia y cansancio solo corporal que durará por todo el rato antes de liberarla del aparato de tortura que lleva puesto. Ella también intervendrá en la conferencia haciendo algunas observaciones, especialmente cuando le pido ayuda por el olvido del contenido de la conferencia
Yo le doy a tomar agua después de sus intervenciones

Buenas tardes, somos la mitad de Malignas Influencias, colectivo de arte chileno, comenzaré por las ausentes, este colectivo lo conformamos Paula Moraga, bailarina y coreógrafa que se encuentra en México, terminando sus estudios de coreografía en el Centro Nacional de las Artes, la otra ausente es Zaida González, fotógrafa y estudiante de veterinaria que se encuentra en Santiago participando de un coloquio sobre fotografía y género en la Universidad de Chile  y aquí presente la escultora Jessica Torres, la maestra y yo Julia Antivilo de oficio historiadora, llegamos a este Encuentro con el proyecto llamado Santiago-Buenos Aires, bitácora visual que es por un lado literalmente el registro del viaje para llegar a Corpolíticas ….con dos objetivos; uno es compartir quiénes somos como colectivo de arte feminista Malignas Influencias a través de la instalación de parte de nuestro trabajo que pueden ver en el pasillo enfrente a la escalera de aquí el centro cultural recoleta y es además esta conferencia que les paso a relatar llamada

Se me pierde el texto y lo encuentro en la bolsa ironizando sobre la actitud del mundo académico

Cuerpo y mujer, violencia y placer (no piensen que esto se trata de sadomasoquismo, por favor)
Tránsitos de Malignas Influencias

El cuerpo ha sido un tópico relevante para el arte contemporáneo y en especial para la producción de arte feminista, para quienes el cuerpo es uno de los puntos de unión, en tanto herramienta, materia prima y producto. Como herramienta el cuerpo es soporte donde se plasma la obra. Muchas artistas han trabajado sobre el cuerpo propio directamente, ya sea en la danza, la performance, o de su representación en otras disciplinas como en la pintura o en la escultura, un ejemplo es la autorepresentación del cuerpo propio en madera Jessica Torres, de su producción individual en la instalación Naufragios. Como materia prima el cuerpo es lo intervenido, y también en muchas ocasiones es a partir del cuerpo propio, como en los autorretratos fotográficos de Zaida González, también de su producción personal en sus series llamadas Tetamorfosis. Como producto el cuerpo es lo que se quiere políticamente cambiar, transformar, subvertir, cuestión que pretendía el primer paso que nos conformó como colectivo de arte feminista a través del ensayo ilustrado Cinturón de Castidad. Prótesis en las mentalidades de las mujeres latinoamericanas de mi autoría.
A pesar de estar estrechamente relacionado el cuerpo y las mentalidades, resulta un binomio que a través de la historia se ha representado por separado, o por lo menos eso han querido hacer, pero sin duda en la construcción cultural de uno y de otro están vinculados. De esa idea nació Cinturón de castidad, el ensayo ilustrado, que posteriormente dio paso a una exposición fotográfica e instalación y continuando con esta línea de investigación en marzo 2007 presentamos la exposición homónima Malignas Influencias.
Nuestro primer trabajo, el ensayo ilustrado versaba sobre la metonimia que encontramos entre los cinturones de castidad y otros artilugios de tortura y vergüenza pública coloniales y la censura y autocensura de las mujeres a través de la historia. Lo que planteamos fue que dicha tecnología represiva se nos implantó con la conquista hispano lusitana en América Latina y se desplegó como un proceso de larga duración que se mantiene hasta hoy. El análisis de la metonimia aspira esbozar una propuesta política feminista que trabaja dos ejes; el primero es sobre una ética del placer, y el otro, la no más violencia contra las mujeres, ambos son expresados a través del texto y de la performatividad.
Invitamos a romper con estas prótesis de censuras y autocensuras de nuestras mentalidades, o sea, nuestros cinturones de castidad mentales. O SEA ES LA ACCIÓN DE SACARNOS EL CINTURÓN
PRIMERA INTERVENCIÓN donde salgo de la mesa y me saco el cinturón que llevo debajo del pantalón de fauna y también libero a Jessica del violín de las comadres que lleva puesto Y ME VUELVO A SENTAR
El sentido es promover el empoderamiento de las mujeres por medio del derecho a apropiarnos de nuestros cuerpos, o sea, de nosotras mismas y desde ahí exigir el derecho a decidir  por  nuestros cuerpos, o sea,  de nosotras mismas y que ningún cura, ni político o militar intervenga en lo que sólo nos compete a nosotras, como por ejemplo, en la despenalización del aborto o en el derecho a no ser violentada o asesinada. Asimismo nuestro trabajo propone que el placer es un derecho.
El ensayo fue presentado en varios Congresos Internacionales y se orientó principalmente desde la Historia de las Mentalidades, de la Historia del Cuerpo y a partir de un análisis feminista. La Historia de las Mentalidades como perspectiva de análisis nos permitió entender los procesos de larga duración como determinantes para nuestras vidas, explicándonos muchas de las experiencias colectivas de las mujeres como sujetos sociales. Cinturón de Castidad nos ayudó a entender las dinámicas que permiten la censura y autocensura, especialmente vinculadas con el placer y autoplacer, y además concebir al cuerpo femenino como una prolongación del cuerpo social. Esta reflexión nos habla de una política de control social hacia las mujeres a través de la sujeción de sus cuerpos y mentalidades. Indagar en las mentalidades desde la historia del cuerpo de las mujeres nos ayudó a visualizar que entre las mentalidades y los cuerpos de las mujeres, existe una determinación recíproca, a partir de una construcción cultural patriarcal, que nos limita.
Nos planteamos al cuerpo como una herramienta mental que trabaja desde su existencia como palabra, a través, del lenguaje por el cual se entregan formas de ver, sentir, pensar y organizar la realidad. El cuerpo, como medio de comunicación del cual arrancan los sistemas de información y educación, trasmite valores, signos y significantes. La relación recíproca entre mentalidad y cuerpo se nos presenta como un solo constructo social y cultural que devela todas las estructuras de la dominación patriarcal.
Con Cinturón de Castidad abrimos preguntas en relación a cómo, a través de las mentalidades, han hecho del cuerpo femenino depositario de todas las formas de violencia patriarcal, especialmente de la simbólica. Por ello, un concepto transversal de toda nuestra propuesta teórico visual y estética fue la violencia simbólica la que se refiere a la adhesión que el o la dominada siente obligada a conceder al dominador (por consiguiente, a la dominación)1. Los actos de conocimiento y reconocimiento entre dominadores y dominadas son desencadenados por la fuerza del poder simbólico con el cual “adoptan a menudo la forma de emociones corporales –vergüenza, humillación, timidez, ansiedad, culpabilidad- o de pasiones y de sentimientos –amor, admiración, respeto (...) un cuerpo que rehuye las directrices de la conciencia y de la voluntad mantiene con las censuras inherentes a las estructuras sociales”2. En la representación de este mecanismo de exclusión social y cultural de las mujeres utilizamos la ironía y la parodia que capturamos en las series fotográficas construidas a modo de fotonovelas y también de retratos.
En síntesis, la construcción sociocultural del cuerpo de las mujeres con sus “constantes o continuadores” como la moral católica que es parte de nuestra educación conforma los procesos de larga duración en la historia de las mujeres latinoamericanas. Estas constantes pesan en las mentalidades femeninas estrechamente en relación con sus cuerpos, y se instalaron, mediante un riguroso control desplegado a través de la censura y de la autocensura, perpetuando una lógica que niega la propiedad del cuerpo y también con ello el placer sexual a las mujeres.
Continuamos trabajando en esta línea. Profundizamos la investigación en torno a la metonimia de los cinturones de castidad como prótesis de censura y autocensura de las mentalidades de las mujeres. Recreamos tres cinturones de castidad y dos máscaras infamantes (instrumentos de vergüenza pública utilizados especialmente para las mujeres). Todas las piezas se confeccionaron en fierro forjado y se utilizaron en las series fotográficas. A la par se trabajó en la producción fotográfica (composición fotográfica, escenificación, creación de ambientes, vestuarios, fondos, etc.). Este proyecto contó con la edición final de 35 fotografías, de las cuales 20 se trabajarán como retratos y autorretratos, en blanco y negro ampliadas a 35x25 cm., posteriormente coloreadas manualmente con lápices acuarelables. Esta técnica fue enriquecida con otros materiales como son los lápices al óleo dorado, esmalte con brillos de escarcha, aludiendo a la técnica que antiguamente se realizaba con óleos fotográficos para retratos familiares e individuales y como también iconográficamente se representan las estampitas religiosas. Estas fotografías fueron montadas en marcos de 30x40 cm., de estilo barroco, usando como referente los que soportan las pinturas religiosas, especialmente coloniales.
Las 15 fotografías restantes fueron trabajadas en 3 series de 5 fotos cada una, las que relatan una pequeña historia a modo de fotonovela. Estas últimas (15, en 3 series de 5 fotos), se reprodujeron en diapositivas a color y se insertaron en 15 cajas de luz en forma de corazón de piel sintética con pedestal, donde se podía observar a través de un visor ubicado en el centro del corazón, invitando a las y los espectadores a cumplir un rol de voyerista, autorizado para ésta ocasión. Cabe señalar que tanto en las series como en los retratos fotográficos las modelos que encarnaron dichas representaciones fuimos las integrantes del colectivo más amigas que se prestaron como modelos. Con todo Cinturón de Castidad se materializó a través de un lenguaje que jugaba con la ironía y el sarcasmo, contraponiéndola con la técnica antigua y sutil de la coloración manual de fotografías en blanco y negro, dando un aspecto de celestialidad al cuerpo de las mujeres.
 
Nuestro nombre MALIGNAS INFLUENCIAS lo tomamos de los imaginarios culturales que se han construido a partir de las experiencias de las mujeres que se han rebelado contra las convenciones sociales que limitan sus vidas, especialmente nombre y apellido reservado -junto a otros apelativos, como locas o histéricas- para las feministas. El colectivo se constituyó con la escultora Jessica Torres, la fotógrafa Zaida González y yo, Julia Antivilo de oficio historiadora, después se incorporó la bailarina y coreógrafa Paula Moraga.

Nuestras trayectorias

Mi línea de investigación por bastantes años había estado centrada en la historia social y cultural de las mujeres latinoamericanas, especialmente de las feministas. Pero a partir del ensayo sobre el cinturón de castidad pretendí darle más performatividad al texto literario. Por ello, y conociendo el trabajo de Jessica Torres le pedí que me ayudase a construir un cinturón de castidad en fierro forjado en base a un modelo histórico y a Zaida González para que recreáramos la metonimia en series fotográficas en la cual yo usaba un primer diseño de cinturón de castidad que construimos con la maestra (señalo a Jessica). El conocimiento del trabajo de ambas me aseguraba de antemano el resultado.

La trayectoria de Jessica Torres Lavados,3como maestra forjadora, escultora y Licenciada en Artes me daba toda la confianza que necesitaba para la realización del proyecto. Torres cuenta con una vasta experiencia como artista y docente, la cual inclusive la ha llevado como profesora invitada por dos años consecutivos al Instituto Superior de Artes de La Habana, Cuba (1997-1998) y ha participado en varios eventos internacionales como el V Simposium Internacional Marmolsol, Isla de la Juventud, Cuba (1996) y el X Simposium Internacional de Escultura de Valdivia (2005). Ha ganado cuatro veces el concurso nacional del Fondo Nacional de las Artes, FONDART (1998, 2002, 2005, 2006 y 2007) para el desarrollo de diversos proyectos escultóricos y de instalación utilizando madera y metal presentados en Santiago y en su natal Purranque, X región de Los Lagos en el sur de Chile.

La obra de Jessica Torres ha transitado entre su relación identitaria con los materiales que trabaja. Su obra habla de la relación mujer-tierra e identidad. Por un lado, la madera -sólo nativa- que es su vínculo con su territorio, el sur de Chile, donde la recoge, y el hierro que es su pasaje a la capital. El cuerpo es una temática que a lo largo de la obra de Torres ha estado latente, haciéndose más evidente a partir de Cuerpo a tierra (2000) y Naufragios (2002). Los registros de sus instalaciones pueden verse como un gran proceso de obra que con cada una da paso a otra. Los vestigios de Naufragios abren camino a La Huella y ésta a su próximo trabajo de vídeo instalación Memento mori.

Con el cuerpo propio (fragmentado y/o entero) Jessica Torres ha materializado sus experiencias vividas literalmente a flor de piel. Su cuerpo es testigo de sus amores, desamores y de quemaduras. Por ello, el fuego es otra constante en su trabajo actuando como el modelador de sus piezas escultóricas y de su vida, a través de la fragua o en los hornos de la fundición. También el fuego es modelador de su cuerpo que la hizo encarar la muerte. Tras un accidente mientras fundía se reventó el horno y vertió metal líquido en varias partes de su cuerpo. Ella señala que su vida y obra tiene un antes y un después de este acontecimiento. Puntum que le abrió preguntas existenciales de vida y muerte y del ser mujer y artista.

Por su parte, Zaida González Ríos4, desde 1999 venía desarrollando una prolífera obra cargada de un irreverente humor, ironía y sexo. Elementos y temática los que ha utilizado para realizar una aguda crítica a los valores y a la hipocresía de la sociedad en temas como la sexualidad y/o las opciones sexuales. Su obra aportaba el color y los condimentos esenciales que requería el proyecto Cinturón de castidad. No fue para nada difícil entendernos, pues su experiencia en trabajo colectivo con otras mujeres respaldaba la empresa. Asimismo la tríada cuerpo-mujer-sexualidad era una temática central en la obra de González.

Zaida González es la fotógrafa joven más renombrada hoy en día en nuestro país y no es un fenómeno de la prensa, sino la respalda una sólida propuesta estética visual que ha desarrollando ascendentemente desde su debut en 1999. Sus fotografías son una especie de fotoperformance en las que involucra todos sus fetiches, deseos y placeres.  En el 2002 arrasó, en varias categorías, en la versión 39° del Salón de Arte Fotográfico de Foto Cine Club de Chile.5 Además este año estuvo nominada al premio Altazor  que se entrega cada año a las diferentes expresiones de arte a nivel nacional.

El trabajo colectivo con mujeres artistas es una tónica que se repite en González dando frutos de exquisita factura tales como las muestras junto al colectivo de plástica femenina Miss 3 Senoritas, hoy disuelto. y Macrodosis, todas fotógrafas.

La última integrante de Malignas Influencias es Paula Moraga6, quien se integró en el 2006 al colectivo. Ella es profesora de danza y coreógrafa. Desde 1995 se ha perfeccionado con cursos, seminarios y talleres que involucran a la danza desde una perspectiva interdisciplinaria. Ha sido intérprete en varias compañías como la compañía de Danza Universidad ARCIS, Santo Remedio participando de varios montajes en Chile y el extranjero (Sucre Bolivia, 1998, Nueva York 1999, Ciudad de México, 2003-2006). Además en su búsqueda interdisciplinaria trabajó la danza con una visión terapéutica, desde ahí se desempeñó como profesora de danza en diferentes recintos hospitalarios del país, especialmente del área de salud mental.7 También ha sido docente en universidades y profesora ayudante del destacado artista visual, recientemente fallecido, Francisco Copello.

Lo último

El segundo proyecto colectivo de MALIGNAS INFLUENCIAS como les había señalado fue homónimo con ese trabajo seguimos profundizando nuestra propuesta teórica, política, estética y visual. El marco teórico que empleamos siguió orientado desde la Historia de las Mentalidades y la Historia del Cuerpo y la Teoría Feminista desde el arte. La investigación fue teórica y práctica en la que utilizamos la encuesta como una herramienta para la recolección de información. La encuesta fue aplicada más de 200 mujeres que transitaron durante los sábados del mes de julio 2006 por la vereda del Museo Histórico Nacional ubicado en la Plaza de Armas de Santiago, las que respondieron dos preguntas con respecto al placer y dos sobre la violencia contra las mujeres y las depositaron en un buzón que habilitamos para la ocasión. Además la enviamos por correo electrónico. Cabe señalar que esta indagación se sistematizó y las opiniones vertidas por las encuestadas fueron la materia prima para la creación de las series de fotos que se hicieron (series en papel y en diapositivas, a modo de fotonovelas, las que se exhibirán en cajas de luces con el mismo soporte en forma de corazón de piel sintética que utilizamos en la anterior muestra) y de las performances que se realizaron.

La instalación la compuso una serie de recreaciones de aparatos de tortura y de vergüenza pública coloniales especialmente diseñados para las mujeres, tales como los violines de las comadres. La instalación fue emplazada en el patio central del Museo Histórico Nacional, (plaza de armas) edificio colonial de los pocos que aun perviven en Santiago. El lugar de la instalación tenía una importancia relevante pues ese museo ocupa el edificio que fue la Real Audiencia, o sea, el organismo colonial que administraba la justicia que significativamente además se encuentra frente a la plaza de Armas de Santiago principal escenario de la concurrencia citadina y espacio para el ajusticiamiento y los escarnios públicos de las y los habitantes que desafiaron las leyes coloniales o el orden del reino y también un punto neurálgico de la ciudad a lo largo de la historia nacional republicana chilena.
La muestra Malignas Influencias consistió en resignificar la metonimia que nos hablaba de aparatos de tortura y vergüenza pública como prótesis mentales de censura y autocensura, en dispositivos que sirvieran para el placer y también para la autodefensa de las mujeres ante la violencia simbólica y directa que solimos recibir cotidianamente al salir a la calle o en nuestros hogares.
 Por ello, se construyeron un par de columpios vibradores llamados Columpios del Placer  (que lamentablemente no pudimos traer) y un Corpiño Antiagarrones.
Las performances se guiaron en acciones que recorrieron la instalación. Durante la inauguración (30 minutos) recorrí la instalación con una música incidental (una pieza de Meredith Monk) que va incrementando en volumen que dura 12 minutos. El recorrido contempló la revisión de cada parte de la instalación como una persona más del público, pronto la gente se dio cuenta que algo sucedía y tomó distancia de mí. Como última parte de esa etapa descubro los Columpios del placer los activé, me subí, e invité a una mujer del público a acompañarme, la primera me rechazó pero la segunda me acompañó y junto al término de la música terminó. Posteriormente, sin música, me dirigí a la concurrencia y presenté al colectivo comentando de que se trataba el proyecto y di una demostración de la última pieza de creación; el Corpiño antiagarrones.
Todos los sábados de marzo se hicieron demostraciones de las piezas que componían la instalación y del Corpiño Antiagarrones. La segunda  performance la realicé el último día de la muestra. En 15 minutos y con música de fondo (otra pieza de Meredith Monk) entré rápidamente tomo una mujer del público y la metí en el cepo doble Violines de las comadres donde también me inserté frente a ella, posteriormente la saqué y me la llevé a los Columpios del placer.
Con todo, creemos que es de real importancia la resignificación de las tecnologías represivas que han perfilado las mentalidades y los cuerpos de las mujeres, ya que, hasta hoy en día podemos visualizar que ambos (cuerpo y mentalidad femenina) se siguen construyendo como cárceles del placer en el plano social, cultural y simbólico. Sin duda, nuestra propuesta como Malignas Influencias pasa por la relación cuerpo y mujeres, que se une a su vez con mentalidad, censura y autocensura, asimismo con violencia y autodefensa, además con placer y autoplacer. Finalmente, el cuerpo nos interesa pues lo hemos tomado como el soporte de la representación y herramienta de expresión de cómo las mujeres tenemos y somos cuerpo creados por una concepción mezquina, desigual y censuradora, que nos violenta y configura mentalidades como cinturones de castidad que autocensuran nuestras acciones. Pero tal violencia directa y simbólica podemos resignificarla y ahí está la tensión que invita a desanudar nuestra propuesta. El placer y el autoplacer, y a la violencia la autodefensa, ecuaciones que deberían plasmar el cuerpo del cual nos reapropiamos, en que nos empoderamos, o sea, del cuerpo que queremos, somos y tenemos. Dejando en claro que desde esa pertenencia es donde se nos reprime, por lo tanto, es el lugar que se debe subvertir. El descubrimiento del cuerpo como un territorio inexplorado por las mujeres es un acto político estético pues habla de derechos y esa es la invitación que proponemos como Malignas Influencias.

Por otro lado, este traslado recoge como bitácora de una acción performativa de larga duración de dos de las integrantes del grupo; Jessica Torres y yo, que consistió en viajar por tierra “haciendo dedo” o “de aventones” desde Chile. El objetivo es profundizar nuestra línea de investigación sobre la violencia contra las mujeres poniendo a prueba los consejos y mitos en torno al cuidado y las posibilidades de ser víctimas de violencia, por lo arriesgado que podría ser viajar de ese modo para dos mujeres. Nuestra apuesta fue en que no es necesaria esa exposición de las mujeres para ser violentadas sino que esa posibilidad existe -o resulta más probable encontrarla- en nuestros espacios cotidianos como en la casa o en el tránsito del trabajo a la casa. Igualmente tomamos medidas de protección. Dentro de ellas están el registro en video y la utilización de artefactos que hemos creado para la autodefensa de las mujeres.
DEMOSTRACIÓN EN EL PÚBLICO DEL CORPIÑO ANTIAGARRONES
PARA QUE SE ANIMARAN A TOCAR LES DIJIMOS QUE HABÍAMOS BAJADO LA POTENCIA DEL SHOCK ELÉCTRICO, lo cual no era cierto, varios/as tocaron llevándose una gran sorpresa después de esa demostración invitamos a ver el vídeo

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1 Pierre Bourdieu: La dominación masculina. Ed. Anagrama, Barcelona, 2000, p. 51.

2 Ibid., p. 55.

3 Nacida en 1967 en Purranque, X región.

4 Zaida González nació el 18 de agosto de 1977 en Santiago. Tiene estudios en diseño y es fotógrafa publicitaria, actualmente cursa medicina veterinaria. Visita su página web www.zaidagonzalez.com

5 Ganó 1er lugar en la categoría fotografía de ensayo con el trabajo Transformación de íconos, también obtuvo el 2do lugar en la categoría fotografía experimental con Zoonosis zoofílica, 3 aceptaciones en la categoría fotografía experimental y obtuvo el premio Federación Mejor Autor en la categoría fotografía experimental. Los trabajos fueron expuestos en el Museo de Artes Visuales de Santiago.

6 Nació en Santiago el 12 de julio de 1975.

7 Desarrolló el programa “Terapia y Movimiento”, con pacientes del hospital de Huasco, III Región, auspiciado por el Ministerio de Salud y patrocinado por la Escuela de Pedagogía en Danza Universidad ARCIS (1996). Y realizó un taller de danza en el hospital psiquiátrico “El Peral”, con pacientes del Servicio de Larga Estadía y pacientes del Servicio de Agudos, en Santiago (1998-1999).